Cuenta la leyenda que durante un año de sequía y temiendo por la cosecha de su patrón, San Isidro con un golpe de su arada hizo salir un chorro de agua del campo. Salió tanta que pudo abastecer a toda la ciudad.
Relacionada con esta historia y con el campo, cuentan que en el año 2001 se formó, y no precisamente por la lluvia, un charco que todavía hoy perdura al paso del tiempo, que no se seca y que, incluso, cada vez se hace más grande.
Dicen que de él, cada año, emergen estructuras con distintas formas, cubiertas por miles de papelicos de seda de diferentes colores y que participa en los actos de las fiestas organizados en honor a San Isidro Labrador.
También comentan que año tras año intentan pasarlo lo mejor posible y hacer partícipe a los demás en la alegría de estas coloridas fiestas.
De momento, este charco seguirá sin desaparecer y sin mojar… y si os encontráis con uno que no sea este, ¡esquivarlo si no queréis mojaros!
¡DESDE LA PEÑA EL CHARCO OS ANIMAMOS CON ESTA HISTORIA A PARTICIPAR EN ESTAS FIESTAS Y NO DEJAR QUE NUNCA SE “SEQUEN”!
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